martes, 15 de julio de 2014

Cuento "Tomasina y Conejìn"



TOMASINA Y CONEJIN


Había una vez una ardilla que se llamaba Tomasina.
Tomasina vivía en un lindo agujero que había en el tronco de un árbol muy alto.
A la mañana, Tomasina se asomaba a la puerta de su casita, fruncía el hocico muchas veces y decía:
-Buenos días, árbol.
El árbol sacudía sus ramas y le cantaban:
-Buenos días Tomasina.
-Buenos días pajaritos.
Los pajaritos revoloteaban y le cantaba:
-¡Buenos días!
-Buenos días, nubes.
Y las nubes le decían adiós con la mano, porque estaban muy altas.
-Buenos días, sol.
Y el sol le contestaba haciendo guiños y calentándole el pelito, porque estaba muy alto para contestarle.
Después Tomasina les decía:
-Salgo de casa para buscar comida, hasta luego.-Y entonces shiiiittt…. Se deslizaba por el tronco hasta el suelo.
Una mañana, después de haber saludado a sus amigos, bajo y encontró al pie del árbol un lindo conejo.
-Buenos días, Conejìn –le dijo Tomasina-. ¿Por qué no me contestas, Conejin?
-Porque estoy llorando.
Tomasina se sentó a su lado en el pasto tibio, levanto su cola como un penacho, y le pregunto:
-¿Por qué lloras? ¿Qué te pasa?
-Porque no me gusta mi casa.
-¿Cómo? ¿Y por qué no te gusta tu casa?
-Porque es una cuevita debajo de la tierra, al pie de un árbol… y yo quiero vivir en una casa que este arriba, entre las ramas, como la tuya…
-No llores por eso Conejin; ven a vivir conmigo allá. Así estarás contento.
Y Tomasina, rápida como un relámpago, trepo por el tronco, llamando a Conejin.
-Arriba, rápido, ven conmigo.
-¡Que suerte! –exclamò Conejin. Y quiso subir detrás de la ardilla, pero… ¡cataplùn! Se cayó. Probó otra vez y… ¡cataplùn! ¡Al suelo!...
Tomasina lo llamaba:
-Vamos, ven Conejin; ¿Qué haces que no subes? ¡No tengas miedo!
-¿No ves que me caigo? Yo no puedo trepar como tú…
-¡Prueba otra vez! Ven pronto, así veras que lindo es mi nido aquí arriba.
Conejin movía las patitas; trataba de prender las uñas… ¡nada! Cada vez estaba en el suelo.
-Mis uñas sirven para cavar en el suelo, pero no para clavarse en el tronco, para trepar…- Ya empezaba a llorar de nuevo cuando en eso oyó:
-Guau, guau, guau…
-¡Ay, Conejin; un perro! ¡Sube pronto que te agarrará!... pronto, pronto…
-Guau, guau, guau…se oía cada vez más cerca.
¡Que subir ni subir! Conejin Empezó a disparar ¡Como corría! Las patitas de atrás se juntaban con las de adelante…
-Guau, guau, guau…
-¡Más ligero, patitas, que me agarra!...- y Conejin llego, por fin a su casita al pie del árbol. Se metió justito cuando ¡casi lo alcanzaba!
Conejin, sentado en su madriguera abrigada, apenas podía respira del susto y del cansancio que tenía. El corazón le hacia tacatac tac tac…
Y Conejin pensaba:
-¡Que suerte que estabas acá abajo, mi casita querida! Me salvaste la vida. ¡No te cambio por ninguna casa del mundo!





 Aqui les dejamos algunos comentarios criticos , pedagogicos y algunas ideas para trabajarlas en la sala.



COMENTARIO CRÍTICO:
El cuento extremadamente sencillo, como deben ser los cuentos infantiles, maneja elementos afectivos que dejan huella en el alma de los niños.
Esa ardilla Tomasina, tan impulsiva, alegre y bondadosa, es el símbolo de la infancia sana y libre.
Ese Conejin tan lloroso, tan infeliz, es el símbolo de la infancia presionada por factores ajenos a su edad, mal dirigida, siempre descontenta.
El perro es el símbolo de la agresión permanente de todo lo que nos rodea: el frio, el calor, el dolor, el hambre, el rival, la incomprensión, la injusticia.
De ahí la importancia que reviste este relato en el que se juega la vida del ser, que debe encontrar en su propio medio los elementos para su felicidad.
Ese es el valor formativo de los cuentos infantiles cuya repercusión recién empieza a comprender la psicología.

COMENTARIO PEDAGOGICO:
La expresión  de este cuento da motivo a verdaderas creaciones infantiles en las cuales el perro- la agresión- juega un papel primordial, así como el conejo disparando – la defensa- y el conejo dentro de la cuevita, que es la paz, la felicidad. Los niños los manejan de acuerdo con su afectividad.
Todas las expresiones plásticas tienen cabida: el modelado de los animales, que son tan característicos; la preparación de árboles de todo tamaño y grosor, lo que obliga a la comparación; la preparación del follaje, eligiendo colores, recortándolo y atándolo al tronco.
Cavar la cuevita en arena húmeda, en tierra o en arcilla y arreglar un lugarcito, muelle para dormir, es ocupación apasionante, pues todos los trabajos van acompañados de comentarios, diálogos o soliloquios llenos de encantos.
VOCABULARIO
Revolotear, hacer guiños, deslizarse, al pie del árbol, rápida como el relámpago, trepar, cavar, madriguera.
ENSEÑANZAS IMPLICITAS:
La ardilla vive en el tronco de los árboles, en los huecos altos.
La ardilla tiene cola como un penacho. La ardilla es mansa.
El conejo sabe cavar. El conejo cava su madriguera al pie de los árboles. El conejo corre muy ligero; es manso. La ardilla y el conejo temen al perro.
TEMAS PARA LOS CUALES SIRVE EL RELATO:
Animales salvajes y domésticos. El bosque. El perro. El árbol.
La primavera. Compañerismo.


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