martes, 15 de julio de 2014

Cuento "Lindy Lou"



Lindy Lou

Una vez había una nena que se llamaba Mariana.
Mariana vivía en una casa pequeña, que estaba en medio de dos casas muy altas.
Mariana tenía una muñeca preciosa que se llamaba Lindy Lou.
Un día la mama le dijo:
-Mariana, ve hasta el buzón de la equina a echar esta carta para la abuelita.
Mariana tomo la carta y llamo a Lindy Lou, pues iban a todas partes juntas.
-Vamos, Lindy Lou, le dijo; yo llevo la carta para la abuelita y tú llevas el paraguas verde por si llueve.
Cuando llegaron al buzón, Mariana se afligió pues, por más esfuerzos que hacia no podía alcanzar la boca del buzón para echar dentro la carta.
-¡Que trabajo! ¡Yo no alcanzo!- decía Mariana-.Mira, Lindy Lou, quédate aquí en el suelo con el paraguas verde; no lo vayas a soltar. Y yo voy a tratar de echar la carta de la abuelita en el buzón.
En eso… se levantó un viento muy fuerte, se abrió de golpe el paragüitas verde… y Lindy Lou se remontó como si fuera un barrilete.
-¡Lindy Lou! ¡Lindy Lou, baja!- gritaba Mariana llorando.
Pero el viento era muy fuerte y la muñeca subía, subía con el paraguas verde abierto.
-Yo no lo suelto por nada –pensaba Lindy Lou muy asustada. Y lloraba:-¡Yo quiero ir con Mariana!... ¡Qué miedo tengo! ¿A dónde me llevara el viento?
Y volvía a llorar con lágrimas de muñeca.
De pronto Lindy Lou sintió un ruido raro.
-¿Qué es eso?- pensó.
Y vio que el paragüitas verde se había rajado.
Empezó a bajar... bajaba… bajaba… hasta que… ¡pum! Cayó en el pasto, justo al lado de un ternerito colorado.
Lindy Lou lloraba:
-¡Yo quiero ir  con Mariana!... ¡Yo quiero ir con Mariana!...
El ternerito le pregunto:
-¿Quién ese tú? ¿De dónde vienes?
Lindy Lou seguía llorando:
-¡Quiero ir con Mariana!
-No llores más o llorare yo también-le dijo el ternero colorado-. Mejor cuéntame tu aventura.
Cuando Lindy Lou termino de contarle todo, el ternero le dijo:
-Yo no se cómo tendrás que hacer para volver con Mariana. Pero mi mama es muy inteligente y sabe muchas cosas. Vamos a preguntarle a ella.
Doña Vaca escuchó atentamente la historia de Lindy Lou, mientras seguía comiendo pasto y decía:
-Yo te voy a ayudar a volver a tu casa, con Mariana.
-¿Cómo, como tengo que hacer?-decía Lindy Lou.
-Escucha: esta noche dormirás aquí, con nosotros, en el establo. Mañana bien temprano vendrá el hombre que lleva las botellas de leche a la ciudad.
Cuando tú veas un carro amarillo tirado por un caballo blanco, sales corriendo y, sin que el hombre te vea, subes a él y te escondes entre las botellas de leche. Él te llevara a tu casa.
-Gracias, gracias, señora Vaca –dijo Lindy Lou. Le dio un beso al ternerito y se durmió a su lado, apretando bien el paragüitas verde.
Al otro día sintió que la sacudían despacito:
-Mumuuuuuuuuuuu… ¡arriba! Ya está el carro del lechero. ¡Adiós y buena suerte!
Lindy Lou espio para ver si el hombres no la veía, le dio otro beso al ternerito colorado y, corrió, corrió y se metio en el carro, entre las botellas de leche. El caballo empezó a andar: tractrac tracatrà… Al fin llego a la ciudad. Se veían las calles, las plazas… Lindy Lou miraba, escondida detrás de las botellas. De pronto Lindy Lou reconoció la casa de Mariana, entre dos casas altas. El corazón empezó a latir muy fuerte.
Lindy Lou espero que el caballo detuviese la marcha; que el lechero tomara las botellas de leche que estaban en el umbral de la puerta.
-Ring, ring, ring… ¡lechero! Grito el hombre y volvió al carro.
En eso se abrió la puerta... y apareció Mariana a recoger las botellas… ¿y qué vio?...
-¡Lindy Lou, Lindy Lou, querida!... otra vez estamos juntas. ¡Mamà, mamà!
Y Lindy Lou sonreía aprentando fuerte el paragüitas verde.




 Aquì les dejamos algunos comentarios criticos y pedagogicos y algunas ideas para trabajarlas en la sala con este hermoso cuento.

Comentario Crítico

Este cuento es fiel reflejo de la vida infantil, responde a sus intereses, penetra en su mundo.
La niña conversa con su muñeca y va con ella a todas partes.
Como no ha de ir con ella  llevar una carta al buzón, que es toda una aventura.
Llevar el paraguas por si llueve, para ir hasta la esquina de la casa, entra en la lógica infantil, ya que tener un paraguas y una cartera son ambiciones normales en toda niña “que se precie”…
Lo imprevisto es siempre mágico para el niño; así que esa ráfaga violenta que abre el paraguas de Lindy Lou y la remonta con él, entra en el plano de su realidad. La autora no explica como sujeta el pomo del paraguas, de ahí que quede la sensación de que Lindy Lou lo aprieta con su mano, conscientemente.
Rasgarse la tela del paraguas y caer, sería el retorno a nuestro mundo. Pero la que viaja es una muñeca con un paragüitas verde, así que no se puede abandonar ese plano natural de la fantasía, sin romper el clima del cuento. Por eso cae junto  a un ternerito cuyo amor filial lo lleva a consultar al sùmmum de la sabiduría: “mi mamá”.
La muñeca habla; la vaca y el ternero hablan con ella. Esto es lo natural, de otra manera ¿Cómo podría aconsejarla? Como las mamas lo saben todo, es lógico que la vaca aconseje bien a Lindy Lou.
Los elementos psicológicos subyacentes son extraordinariamente acertados: necesidad de seguridad, necesidad de tranquilidad, necesidad de amor, se resuelven en una sola forma: volver a casa. Es un canto al amor familiar y responde a las urgencias del niño.
Los elementos físicos: el paraguas abierto y la suspensión, la fuerza del viento, la rajadura de la tela que obliga al descenso, la fuerza de la gravedad, son nociones ajenas totalmente a los intereses del niño de esa edad, pero quedaran en el subconsciente para ayudar a su comprensión en el futuro.


COMENTARIO PEDAGOCICO
                La maestra ha planeado la proyección de este cuento para dos días.
En expresión gráfica lo han realizado empleando collage, tempera, esgrafiado, parquetry, plasticola, lavandina, sellos de papa, etc., en composiciones encantadoras.
En plantado argentino, han logrado verdaderos aciertos de expresión. Armaron los personajes en los palillos, utilizando corchos y vistiéndolos con trozos de papel o de tela, plegando, atando, pegando, pintando.
Las técnicas verapeñalozianas permitieron organizar el material para una mesa de arena que ayuda a la evolución de la labor cumplida.
Los personajes se arman con trozos de tergoplas o modelados o recortados y pegados; las casas con cajas de diferentes alturas, pintadas las ventanas y puertas o recortadas haciendo picados primeros; el pasto con papeles recortados o pasto natural plantado en la arena. El carro con cajas en desusos y, como ruedas, tapitas de botellas.
Para realizar todos estos trabajos se cumplen todas clases de ocupaciones y manualidades; el ejercicio sensorial es continuo; el sentido de proporción; las posiciones revelan una lenta y precisa conquista del espacio. Alto-bajo; bajo entres dos altos; ir- volver; subir-bajar (o caer).
El cuento, llevado al ritmo, permite verlos ir al buzón llevando la carta en una mano y la muñeca en otra; observar sus movimientos en puntas de pie para alcanzar la boca del buzón; soplar papelitos trozados por ellos manteniéndolos en alto; los gestos y ademanes de Mariana, con movimientos de brazos, cuello, cabeza y torso, clamando a Lindy Lou que baje.
Es notable comprobar el valor del cuento como factor desencadenante de ritmos corporales.

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