“Los Tres Cerditos”
Había
una vez tres cerditos que eran hermanos y se fueron por el mundo a buscar
fortuna. Al más chico se le ocurrió construirse una casa, a los otros dos les
pareció una buena idea, y se pusieran manos a la obra, cada uno construyendo su
casita.
- La mía
será de paja - dijo el más pequeño-, la paja es blanda y se puede sujetar con
facilidad. Terminaré muy pronto y podré ir a jugar. Así que fue rumbo al
almacén a comprar la paja para construir su casa.
El
hermano mediano decidió que su casa sería de madera: - Iré al almacén a comprar
la madera para construir mi casa. La
construiré muy rápido y me iré también a jugar.
El mayor
decidió construir su casa con ladrillos.
- Aunque
me cueste mucho esfuerzo, será muy fuerte y resistente, y dentro estaré a salvo
del lobo.
Cuando las tres casitas
estuvieron terminadas, los cerditos cantaban y bailaban en la puerta, felices por haber acabado con el problema.
Los vecinos se acercaban y contemplaban las casas de los cerditos, mientras les
advertían que cerca del bosque estaba un lobo feroz, que tengan mucho cuidado.
De detrás de un árbol grande
apareció el lobo, rugiendo de hambre y gritando:
- Cerditos, ¡los voy a comer!
Cada uno se escondió en su
casa, pensando que estaban a salvo, pero el Lobo Feroz se encaminó a la casita
de paja del hermano pequeño y en la puerta aulló:
- ¡Soplaré y soplaré y tu casa
derribaré!
Y sopló con todas sus fuerzas:
sopló y sopló y la casita de paja se vino abajo. El cerdito pequeño corrió lo más rápido que pudo y entró en la casa de
madera del hermano mediano.
De nuevo el Lobo, más
enfurecido que antes al sentirse engañado, se colocó delante de la puerta y
comenzó a soplar y soplar gruñendo:
- ¡Soplaré y soplaré y tu casa
derribaré!
La madera crujió y las paredes cayeron y los dos cerditos
corrieron a refugiarse en la casa de ladrillo del mayor. El lobo estaba
realmente enojado y hambriento y ahora deseaba comerse a los Tres Cerditos más
que nunca, y frente a la puerta exclamó:
- ¡Soplaré y soplaré y tu casa
derribaré! Y se puso a soplar muy fuerte.
Sopló y sopló, pero la casa de ladrillos era muy resistente
y no logro derribarla. El lobo no se daba por vencido y siguió soplando y
soplando. Tanto soplar el lobo se quedó sin aire y se desmayó frente a la
puerta de la casa de ladrillos.
Los chanchitos felices
salieron a jugar juntos por el bosque y vivieron felices los tres juntos en la
casita de ladrillos. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Obra “Los tres cerditos”
Luego
de leer el cuento “Los tres chanchitos” propusimos dramatizarlo, por lo tanto,
entre todos creamos lo necesario para hacerlo: los trajes y la
escenografía. También hicimos las
invitaciones, que no podían faltar ya que las familias estaban invitadas a
presenciar nuestra obra. ¿Quieren verlo?
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